Recientemente me enteré de esta noticia que me sorprendió:
New York City Ballet ha despedido 11 de sus bailarines por un ajuste de presupuesto. Quizá para nosotros los danzantes de estas latitudes nos parezca un tanto normal, eso sucede. Pero ubicándonos en el contexto de tratarse de una de las compañías más importantes del mundo, con un compendio de bailarines de altísimo calibre tanto técnico como artístico, entonces la historia es otra.
Recuerdo que uno de mis primeros “sueños” de adolescente era el de formar parte del NYCB. Yo no tenía ídolos de hollywood ni cantantes de moda pegados en las paredes de mi cuarto; yo tenía bailarinas de NYCB.
Admiraba (y aun admiro) sus condiciones físicas, el estilo “balanchineano”, el poder de la presencia escénica e imaginaba -con un tanto de anhelo y envidia- el placer, la fascinación y la arrogancia de bailar ballet en Nueva York.
Pero pertenecer a sus filas, implica la dedicación plena desde una escuela en la que los chicos y chicas estudian, entrenan, comen y duermen durante varios años para ver si al graduarse (los que lo logran) son aceptados en la gran compañía: la meta de casi todos.
Así pues, esta es una de las compañías de ballet más exigentes del mundo y once de sus bailarines fueron despedidos como consecuencia de una crisis económica que golpea todos los aspectos de la sociedad como la conocemos hoy, pero que sacude con fuerza al sector más continuamente afectado: el arte.
No quiero ni imaginar lo que significa para estos chicos –quienes no pasan de ser mayores que yo- un despido de NYCB por esta razón. Pues tampoco quisiera imaginarme lo que significaría esto para mi, incluso en la compañía en la que trabajo hoy día.
Aunque los sacrificios de cada uno en el mundo de la danza sean diferentes, todos son sacrificios y qué injusto se torna cuando por falta de dinero o “ajuste de presupuesto” no se puede crecer y desarrollarse como artista, tener un trabajo estable, realizar giras o funciones pautadas… -ups! no debo salirme del tema, al menos no ahora-
Seguramente esto último no es problema para NYCB, sus problemas son otros, y seguramente como buenos venezolanos, en nuestro caso ya tendríamos una carta debajo de la manga para sobrevivir cualquier porvenir.
Mientras tanto, yo sigo agradeciendo mi trabajo, mi teatro y mantengo la esperanza de ver NYCB en la escena del Metropolitan Opera House, aunque con once bailarines menos.
Aquí algunas páginas que hablan del tema, en inglés advierto.
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Artículo completo del NY Times-
Foro del NY Times acerca del tema.-
Laid Off NYCB dancers speak out.-
Acerca de los salarios. (¿y se quejan?)