29 octubre, 2009

Desde Salto...en Uruguay!

Y resulta que Carmen terminó de un bien, que quedamos todos contentos. Y más contentos aun porque al día siguiente nos fuimos de gira a Uruguay a seguir danzando la Carmen en Montevideo! Y aquí me encuentro yo en tierras sureñas, bailando y escribiendo de esta sabrosa experiencia de salir del país para bailar, pasear, bailar, conocer, bailar, vivir!
Desde el martes me encuentro en Salto a 500 kms de Montevideo. Hoy es la primera función aquí y me dedico a ser Soledad de nuevo. Esa Soledad que me llega al alma como si la entendiera, de nuevo...debe ser porque la entiendo...
Aquí la gente es noble, super amable y es bien gratificante caminar por estas calles y que la gente te vea con admiración y te pregunte "¿ustedes son los bailarines de Venezuela?"
Sí, si somos!
Es una responsabilidad, una gran satisfacción, un enorme placer y un no se qué, que aparte de llenar el ego, llena el espíritu, y el convencimiento de disfrutar la danza en cualquier parte del mundo.
Estaré escribiendo cuando pueda, mientras el horario me coincida con las ganas de alejarme sólo un rato de los vinos para acercarme a Belladona para escribir.
Salud!

23 octubre, 2009

Hoy se hacen tabacos

Hoy he amanecido con ánimo, que además fue mejorado al final de la mañana!
A pesar del agotamiento, la falta de horas de sueño, las zapatillas que aun no he pintado, los rollos que me toca hacerme en el cabello...!!
Pero hoy estrenamos Carmen, y siempre siempre, montarme en escena es la mejor sensación.
Amén de vivir por lo que hago y gozármelo casi con avaricia y lujuria.
Me voy a ser una tabacalera, medio gitana, medio putona, un tanto sensual y un tanto ordinaria.
No, no tengo personalidad múltiple...o bueno si, en el teatro.
:)
Au revoir!

paz.-

21 octubre, 2009

Preparando la escena

Las semanas de ensayos en escenario siempre son agotadoras. El espacio es enorme y cuadrar en él la misma coreografía que hace meses se viene trabajando en una sala no es trabajo fácil. A veces decimos que "el escenario te come", y parece cierto. Hacemos las mismas piruetas, los mismos saltos, el mismo dibujo coreográfico pero allá arriba es "otra cosa".
Otro factor importante: la música.
Ensayar con la orquesta -aparte de ser un privilegio- es un esfuerzo en común de lograr que el tempo de la orquesta sea el mismo al de la pista con la cual por meses fue ensayado, y en el caso que no se logre, entonces se ajuste nuesto cuerpo a lo que se escucha como "nuevo".
A todo esto se le suma la escenografía: entradas y salidas por donde permitan los elementos que juegan papel importante en la escena, piezas de utilería que en la sala H imaginamos, aquí los tenemos reales y con ellos creamos historias, personajes, acciones, pleitos, seducciones en pleno escenario para hacer del cuento -en este caso el de Carmen- una realidad.
Es una agotodora semana por el cambio de horario, y la conjunción de factores que surgen en escenario, pero nuevamente me doy cuenta que lo que hago todos los días y es mi trabajo, es también un privilegio y una gran satisfacción.

11 octubre, 2009

Zingarella de Traviata

Desde que leí La Dama de las Camelias de Alejandro Dumas, me enamoré de La Traviata. No soy bien conocedora de ópera, pero la disfruto muchísimo, y al menos puedo reconocer si esta bien, eso es, cuándo me llega y cuándo no -subjetividad al fin-.
Este fin de semana interpreto una zingarella (y sigo con el personaje) que baila alegremente en la fiesta de casa de Flora. Esta escena es la más alegre de toda la ópera: entramos las gitanas y los toreros a entretener el banquete. Pero en la historia, cuando llega Violeta y se encuentra a su forzosamente abandonado Alfredo, el clima cambia abruptamente en una melancolía por la humillación que Alfredo le causa a ella debido a la ruptura, desconociendo el sacrificio que Violeta ha hecho por amor.
No quiero explicar aquí la historia, para eso está internet.
Sin embargo, cuando la música cambia, y toda la alegría festiva se transforma en pesadumbre, viene a mi en pleno escenario, una nostalgia que aun despues de un año de conocer la ópera y bailar en ella, desconozco de dónde proviene.
Quizá sea porque Verdi es ciertamente pleno al pigmentar con notas musicales las emociones de la obra, o porque siento real la angustia que vive Violeta, o tal vez porque simplemente dejo que el momento me llene de nostalgia, pues el escuchar y sentir aquello en pleno escenario es único... y realmente sabroso! :)
Considero la obra de Dumas, un elogio al amor, más que Romeo y Julieta -como comunmente se dice- y para mi, esta ópera es un hermoso homenaje a dicha obra literaria. Ambos finales son diferentes, pero si bien lo supo decir Dumas con palabras, Verdi lo enalteció con la música.
¿Cómo no disfrutar tal sublimación de una historia de amor?

paz.-

09 octubre, 2009

Carmen...la que baila

Se acerca Carmen, pero no la que contaba 16 años. Esa no.
Sino la basada en la historia de Merimée y la música de Bizet. Esa Carmen que en esta oportunidad, de ópera se convierte en ballet para mostrar una historia de apasionamiento, amor, desamor, encanto, desencanto, deseo, fortaleza, seducción, libertad, muerte... Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Ahora recuerdo que los bailarines de estilo contemporáneo, nos critican muchísimo a los que danzamos clásico porque las historias de ballet están "pasadas de moda".
Pasadas de moda.
-Entonces será que Beethoven, Da Vinci y Dumas también deben estar pasados de moda-
Cuando se estrenó la ópera en 1875, fue un total escándalo y un gran fracaso. Hoy día es una de las más famosas del mundo. ¡Y cuánto de amor y desamor no tenemos en pleno siglo XXI!
Pero lo que yo hago no es ópera, es ballet, y narrar la atmósfera de esta historia con el cuerpo es todo un reto histriónico. Aquí dejo de ser una "delicada bailarina" (¿pasada de moda?) para ser una gitana, tabacalera, escandalosa, libre de espíritu que no se prende de nada ni nadie. Disfruto mucho este papel. Debe ser por la cuota de "zíngara" que siempre he tenido dentro.
Habré sido una de ellas en alguna vida pasada. ¿Quién sabe?

05 octubre, 2009

Abstinencia

A veces te prefiero ausente, sin la ilusión de tu mirada, sin la sensación de tu llegada, sin el olor que percibo detrás de tu oreja. Sin el frío de mis pies.
A ratos te prefiero silente, sin el orgullo de tu filosofía, sin el rastro del aire que respiras, sin las palabras que no dices. Sin mi agotada sapiencia.
Y sigo y te prefiero omitido, como un recuerdo vano, como el camino no recorrido, como la decisión prescindida.
En ocasiones te prefiero lejano, sin la ansiedad de tu presencia, sin la seguridad que emanas, sin tu traslúcida coraza.
En mi pensamiento, te callo y te escondo.
A veces, sólo a veces, deseo obviarte, postergarte.
Y reservarme la evocación de tus manos en mi cintura.
Y alejar el deseo de pintarte sonrisas. Y olvidar el ruido de mi cama oxidada.
Pero hoy no quiero.
Hoy simplemente me abstengo de ti.