Se acerca Carmen, pero no la que contaba 16 años. Esa no.
Sino la basada en la historia de Merimée y la música de Bizet. Esa Carmen que en esta oportunidad, de ópera se convierte en ballet para mostrar una historia de apasionamiento, amor, desamor, encanto, desencanto, deseo, fortaleza, seducción, libertad, muerte... Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Ahora recuerdo que los bailarines de estilo contemporáneo, nos critican muchísimo a los que danzamos clásico porque las historias de ballet están "pasadas de moda".
Pasadas de moda.
-Entonces será que Beethoven, Da Vinci y Dumas también deben estar pasados de moda-
Cuando se estrenó la ópera en 1875, fue un total escándalo y un gran fracaso. Hoy día es una de las más famosas del mundo. ¡Y cuánto de amor y desamor no tenemos en pleno siglo XXI!
Pero lo que yo hago no es ópera, es ballet, y narrar la atmósfera de esta historia con el cuerpo es todo un reto histriónico. Aquí dejo de ser una "delicada bailarina" (¿pasada de moda?) para ser una gitana, tabacalera, escandalosa, libre de espíritu que no se prende de nada ni nadie. Disfruto mucho este papel. Debe ser por la cuota de "zíngara" que siempre he tenido dentro.
Habré sido una de ellas en alguna vida pasada. ¿Quién sabe?
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