De pronto me llegó esta frase vía marichuy:
"La vie est un ballet; on ne le danse qu'une fois"
Es un proverbio malinké, y es así.
Son días, semanas -unas más largas que otras- de entrenamiento, de clase diaria, preparando el cuerpo para cada ensayo, repitiendo los movimientos tantas veces sea necesario, escuchando la música, desarrollando un gesto, estudiando la colocación de la mano, y la dirección de la vista. Una y otra vez.
Pero el momento que se pisa el escenario es único y en definitiva irrepetible. Lo estudiado y ensayado se resume y muestra sobre las tablas dentro de las fronteras que el tiempo brinda. Lo que allí sucede, no vuelve a ser. Nunca igual.
La danza juega con el tiempo.
¿O es el tiempo con la danza?
Los movimientos se desarrollan en pocos minutos, y el arte se refugia en la joie de danser que como artista nace en uno mismo con el escenario. De allí la decepción de una ejecución poco satisfactoria -según criterio del propio bailarín, quienes solemos ser autocríticos en exceso- y la placidez de la actuación bien realizada.
Mientras vacilo entre teorías creadas por mi propia vivencia y convicción, me percato -y de nuevo, gracias al proverbio antes mencionado- del parecido de la temporalidad de la danza, con la temporalidad de la vida misma.
Lo que sea que ocurre en este escenario por el que andamos cotidianamente, sucede sólo una vez. Y es sólo esa vez que tenemos la oportunidad de decir, gritar, compartir, besar, llorar, reír... Porque la próxima ocasión, es simplemente otra, con diferentes circunstancias y distintas emociones.
De la misma manera, sólo se baila una vez.
paz.-
30 julio, 2010
19 julio, 2010
me excuso -de nuevo y sin quererlo
No ha sido uno, ni dos, ni tres, los intentos por volver a empezar.
¿Cuántas veces hay que comenzar de nuevo para -esta vez sí- continuar lo andado, seguir caminando?
Ni una, ni dos, ni tres.
¿Serán cien, mil, un millón?
¿Cuántas veces vale caerse y levantarse?
Me pregunto si son sólo excusas o si son realmente razones celadas en el hecho de no querer seguir, o en no querer enfrentar algun cambio necesario, el que está ahí y no se ve, el que se debe tomar sin saber cómo -pss...como si alguien lo supiera realmente!
Excuso mi ausencia. Dispensen mis excusas.
Cambié de techo, de cama, de medio de transporte, de corte de cabello, de ambiente y de modo de ver la gente y las cosas. Desearía haber entendido el funcionamiento de la vida, pero ella cuando creíste comprenderla, también cambia.
C'est la vie!
Yo también quiero regresar a los 8 años y jugar, y jugar, y jugar... y bailar como si nadie viera.
paz.-
¿Cuántas veces hay que comenzar de nuevo para -esta vez sí- continuar lo andado, seguir caminando?
Ni una, ni dos, ni tres.
¿Serán cien, mil, un millón?
¿Cuántas veces vale caerse y levantarse?
Me pregunto si son sólo excusas o si son realmente razones celadas en el hecho de no querer seguir, o en no querer enfrentar algun cambio necesario, el que está ahí y no se ve, el que se debe tomar sin saber cómo -pss...como si alguien lo supiera realmente!
Excuso mi ausencia. Dispensen mis excusas.
Cambié de techo, de cama, de medio de transporte, de corte de cabello, de ambiente y de modo de ver la gente y las cosas. Desearía haber entendido el funcionamiento de la vida, pero ella cuando creíste comprenderla, también cambia.
C'est la vie!
Yo también quiero regresar a los 8 años y jugar, y jugar, y jugar... y bailar como si nadie viera.
paz.-
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