27 marzo, 2012

Esta vez, la locura

Invitaste a la locura sin permiso, mas bien la llamaste.
Entonces la escuché en esas notas ya conocidas.
Charlamos y coqueteó.
Pícara locura.
Observó la humedad de mis ojos, el reflejo de mi cabello, los pliegues de mi piel.
Sentí su aliento en mis poros mientras cuestionaba su presencia.
Yo suspiraba.
Bendita locura.
Hurgando entre el cuello y mi espalda la dejé conquistar mi mente, donde poderosa -siempre- se instala a favor.
De nuevo ella danzando.
Queriendo ser y estar, entrar y salir.
Y yo sonreía, le agradecía y le pedía que no se alejara.
Necesaria locura.
Entre la danza y la luz, la locura.
La que reina en las pasiones, la que arriesga sin temor, la que estampa distinción.
Tu locura.
Mi locura.
Que sea siempre ella la que ensamble estos mundos andados.
¿y por qué no?

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