21 junio, 2009

Mujer que baila

Me pasa a veces, cuando genero en mi misma el pensamiento que primero soy bailarina y después todo lo demás. Creo que siempre lo he pensado así, incluso siendo muy niña. La universidad fue para mí algo parecido a un “hobby”, aunque con bastante responsabilidad, pero la prioridad era bailar.
Hoy día duermo, como, camino, descanso, tomo decisiones, en fin vivo, en función de mi misma como bailarina. Después viene el resto.
Pero me pasa a veces que a ratos olvido que antes que bailarina, soy definitivamente, mujer.
Mujer que siente, observa, analiza, ama, llora, ríe , piensa, decide, se expresa y se involucra.
Antes que artista y bailarina, soy mujer.
Pero como yo, muchas artistas y bailarinas -si no todas, solo por dejar el beneficio de la duda- debemos poner aparte todo aquello que nos hace mujeres para salir a escena.
No importa cuan grande sea la preocupación que se sienta por el padre o hermano enfermo, no importa el dolor por la pareja que se va y se aleja, no importa el vacío de un ser querido difunto, ni la incertidumbre de una llamada que no se recibe o el resultado de un examen de sangre.
Pase lo que pase, hay que bailar.
Afrontar el día frente al espejo y la barra, repasar tantas veces los ensayos acertando cada corrección y más difícil aun, salir a escenario frente a un público que admira la expresividad del movimiento como si absolutamente nada irrumpe el espíritu de esa artista, mas que la sonrisa y el personaje que interpreta.
¡Y qué difícil se torna cuando no se puede sacar con la propia vibración del cuerpo lo que agita el alma!
El ballet lo defino no sólo como una pasión, sino también como una adicción, una dependencia, una necesidad, un modo de catarsis, un catalizador y un "canalizador".
Bailo y vivo.
Ese es el orden que asumo, pero el real es el otro y el segundo definitivamente depende del primero.

Somos mujeres, hijas, hermanas, amigas, novias, esposas y madres.
Somos artistas que sienten, lloran y se alegran de bienvenidas y despedidas, de éxitos y fracasos, de buenas y malas nuevas.
Y eso, no cabe duda, lo nota el cuerpo y el escenario.

paz.-

2 comentarios:

La mengana dijo...

la motivación da la fuerza que sostiene las puntas en los momentos en los que cualquier otro se dejaría caer y caer. Y es sano, que al menos una vez cada tanto, sea el escenario el que las sostenga a ustedes.

Y sí, primero mujer. Pero más mujer por ser fiel a una pasión.

Anónimo dijo...

uhhhh, ojo. Por una pasión se pierde la vida !!! Bailar para ti es una "Pasión"......???? Si lei el teto