13 diciembre, 2009

(*)

No me di cuenta cuando dejé de buscarte en cada color que pinta el brillo del sol.
No me fijé en el momento en el que ya no te percibía la montaña.
Estuve tantas veces divagando en pensamientos que se desvaneció la razón de mis andanzas. Olía tu piel, rememoraba tu andar, recorría tus miradas, pero se me perdieron y no se donde están.
No se trata de olvidos sino del descanso de hurgar entre los surcos de mi rutina el posible escozor de tu presencia.
(Quizá sea) mejor así... ya no irrumpe tanto en mis sentidos lo que incomoda tu ausencia.
Dejé de paso el camino a ver como es que la vida viene y va.
Y sin ti, siempre viene. Sin ti, siempre va.

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