26 noviembre, 2008

Para ti, Valen.

Ayer respiré otro aire.
Hoy en la clase lo comprobé, es otro aire.
Todos los días, antes y durante la barra, repiro profundamente y seguido. Para mí, resulta una manera de calentar mis pulmones, mi corazón, mis músculos, mi mente y mi espíritu. Y darle ánimo a mi cuerpo para un nuevo día. Parece raro, pero me funciona.

Sin embargo, desde ayer me di cuenta que respiro otro aire. Valentina nació, y quizá sea por eso.

Me movió hasta algunas fibras desconocidas por mi, ver una criatura tan pequeña con la perfecta capacidad de repirar, sentir y amar. Las mismas que tenemos los adultos, las mismas que nos permiten precisamente eso que ella apenas empieza a experimentar: vivir.

Sea ella un regalo de Dios o de la Valen que de lejos nos mira, pero yo de verdad no puedo explicar con palabras la alegría que genera un ser humano tan delicado, diminuto y vulnerable.

Este es un complicado y hasta cochino mundo, pero bienvenida seas Valentina a éste, el que tambien es hermoso y sorprendente. Como la vida misma, como tú.

Desde hoy repiro nuevos aires, los que en estos días me han recordado la Valen que se fue y la Valen que llega. Gracias la una por haber existido, gracias la otra por ahora existir.
Ahora caliento mejor mi corazón y mis músculos, y así entrenar mejor mi alma.

paz.

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