El cansancio de estas semanas ha dejado mi cuerpo en mínimo. Quizá por eso no hablo, para ahorrar energías. Sin embargo, mi tres en uno diario me ha ayudado.
La próxima semana se celebra en el mundo el día de la danza. Buena razón para bailar y festejar esto que amo, a pesar de la inflamación del peroneo -que ha mejorado- y los dolores en el cuello y la espalda...y el cansancio...si, el cansancio.
Un nuevo reto me proponen: ser una tártara.
Ya que el ballet es Príncipe Igor y se trata de una guerra, debo demostrar fuerza, dominio, poder. Me gustan los retos, y este es uno. Tanto para la resistencia, como para controlar toda la energía que siento que sale por los poros y que definitivamente necesito en este momento para no empezar a lanzar puertas o golpes.
Nada que ver con el romanticismo y la delicadeza del clásico. Aquí me bajo de las puntas para crecer y creerme dueña y poderosa de una guerra que no es mía.
La semana que viene: Funciones. Horarios confundidos. Vida sobre la escena. Pensar en esto, vivirlo, y que no lo olvide.
Después está la Cantata Criolla. Pero esto merece un espacio aparte.
Ya hablaré entonces de Estévez, la majestuosa música y la vibra increíble de otras personas.
Salud!
paz.-
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